Tradicionalmente esa decisión ha sido dominada por aspectos como el diseño exterior, la potencia del motor o la calidad y fiabilidad de las mecánicas. Muy pronto, el usuario esperará a ver cómo se ha actualizado el espacio interior de su modelo favorito, qué funcionalidades avanzadas se incorporan en él o, incluso, qué sistema operativo o qué versiones de software controlarán las diferentes funciones.

Por esta razón, cada vez es más frecuente que muchos de nuestros clientes nos pidan interacción para diseñar los coches de nueva generación desde las fases más tempranas. Desde hace años, las marcas nos piden que les ayudemos a satisfacer las necesidades que los usuarios del vehículo van a tener en sus desplazamientos. Sólo entonces empiezan a dar forma al espacio, a definir líneas y proporciones. Es decir, fundamentalmente, en el coche del futuro se pondrá la “experiencia de uso” por delante de las formas.

En este escenario, desde Antolin, como proveedor de interiores, estamos ante el reto de ofrecer a los fabricantes soluciones integradas en las que, cada vez con más frecuencia, se nos pide la incorporación de un mayor número y diversidad de tecnologías. De esta forma se añade valor a nuestros productos de manera eficiente y competitiva.

Es importante destacar que muchas de esas tecnologías han sido tradicionalmente ajenas al sector de automoción. Es el caso de las relacionadas con determinadas aplicaciones de iluminación, ingeniería óptica, acústica, dispositivos de detección, medición mediante sensores para la monitorización de las personas y del entorno o, de manera más general, aplicaciones electrónicas complejas a nivel tanto de hardware como de software.

Todo ello tiene implicaciones inmediatas y está redefiniendo la cadena de valor del automóvil:

• Necesitamos incorporar a nuestras compañía nuevos perfiles profesionales, provenientes de áreas técnicas y científicas y, principalmente, del campo de la electrónica, la informática y las nuevas disciplinas de la ciencia de datos.
• La demanda de aplicaciones de alta conectividad nos obliga a una asociación colaborativa entre empresas tecnológicas y automovilísticas que hagan posible, por ejemplo, la validación e integración de soluciones basadas en la nube, no sólo en los productos sino también en los procesos productivos, la actualización de software en remoto o la generación de servicios como aquellos de que se dispone en otros dispositivos móviles.
• La incorporación de este tipo de funciones cada vez más intensivas en recursos de computación nos obliga a reforzar objetivos de eficiencia, haciendo uso, por ejemplo, de algoritmia basada en inteligencia artificial (IA) para las cuales también será necesaria la formación de recursos humanos altamente especializados en esos campos.

Al mismo nivel de exigencia que las funciones de carácter más tecnológico, en el interior del vehículo existen otro tipo de demandas con alto nivel de impacto en el sector. Se trata de las que afectan a aspectos de sostenibilidad ambiental con los que contribuir a un mejor aprovechamiento de los recursos y una menor generación de residuos y emisiones que minimicen el impacto todas nuestras operaciones. Igualmente debemos poner en práctica medidas de economía circular y ecodiseño relacionados con la reutilización o reciclaje de materiales residuales generados en todos nuestros procesos productivos.

La utilización de materiales y procesos de transformación sostenibles no sólo obliga a la incorporación de conocimiento en el campo de la química-física de materiales o de la ingeniería de procesos, sino también al desarrollo de nuevos estándares de validación que favorezcan la entrada en la automoción de este tipo de soluciones en el vehículo sin perjuicio de prestaciones funcionales, de seguridad o de calidad percibida.

Desde el punto de vista social, creemos que la transformación que nos lleva a la movilidad del futuro debe realizarse en clave de personas. Hacer frente a algunos de los desafíos propios del sector como la digitalización empresarial, la automatización y la robotización de la producción hace necesario responder desde la estrategia con medidas que garanticen una transición justa entre progreso, rentabilidad y empleo.

Con el trabajo de innovación a desarrollar en los próximos años desde Antolin, pretendemos contribuir desde el interior al desarrollo de coches más inteligentes, seguros, confortables y respetuosos con el medio ambiente, siendo conscientes de que, en el más corto plazo, competimos en muchos casos por talento y recursos tecnológicos con otros sectores industriales de mayor rentabilidad.

Por ello, en materia de innovación queremos fomentar la colaboración a lo largo de toda la cadena de valor, atacando el desarrollo de proyectos de la máxima ambición técnica y en los que se involucren directamente fabricantes de vehículos, proveedores de componentes y de tecnología, centros tecnológicos, universidades, empresas responsables de infraestructuras, TIC, proveedores de datos, operadores e instituciones.

Finalmente, para impulsar la competitividad de fabricantes y proveedores de automoción en el actual contexto de incertidumbre económica, se precisa una política eficiente y coordinada de apoyo a la industria nacional. Sin ella y sin una decidida apuesta de toda la cadena de valor por la innovación y la I+D, será difícil abordar el proceso de transformación tecnológico e industrial al que se enfrenta el sector si queremos seguir ocupando puestos de liderazgo a nivel mundial.